Exploración

Sorpresas que se encuentran por casualidad

Plop! La gran trucha vuelve la cabeza de inmediato y se dirige hacia mi pequeña ninfa; sin prisa pero con evidente determinación. Un destello blanquecino de la boca señala el instante en el que el pez se detiene donde —intuyo— se encuentra mi imitación. Al templar la línea activo un mecanismo que, al instante, pone al pez a hacer acrobacias a un par de metros sobre el agua. Tras el salpicón, de inmediato siento que ya no hay nada tirando al otro lado de la línea. Sin embargo sonrío. Las dudas sobre nuestra elección, a puro ojo, de este diminuto spring creek —no más que una corta y delgadísima línea en el mapa— ya se han disipado.

South Island. New Zealand. 2019

Minutos eternos

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Típica marrón de Nueva Zelanda. Photo by Chris Dore

Nueva Zelanda; un río de orillas altas —hasta unos dos metros por encima del agua— en un tramo salpicado de pequeñas entradas a modo de “bahías” de agua calma. Chris —nuestro guía— le señala una buena trucha a mi compa; éste lanza y… la espanta.

Es mi turno. Llegamos a otra pequeña entrada de agua, poco profunda y muy parada, ocupada por una trucha que patrulla despreocupada rompiendo la superficie suave y esporádicamente; lo que sea que se haya quedado atrapado allí es comida fácil. La trucha está dándonos la cola.

—¡Presenta ya! —me dice Chris, y la mosca vuela de inmediato al medio del pocete.

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