See You!



It was seven years ago that One More Last Cast was born. It has reached 188 posts, and putting all that in place has taken more hours than I can reckon.
There are still quite a few ideas going around my head —some of them already in draft form—, as well as some video material for editing.
Unfortunately what I don’t have anymore is motivation.

Thanks a lot to those who have been following my follies.
Who knows, maybe I will resume this project in the future. Anyway, keep casting and fishing —that is, look for beauty wherever it is.

Take care,
Aitor

Holding vs Slipping Anchors


A fly casting student of mine was recently complaining about how tricky it is to train Roll casting on grass. I decided to explain to him the reasons for that with a short video clip and some simple explanations.
As shown on the video below an anchored cast rolls effortlessly while an unanchored one slips backwards creating problems.

Notice that the issue of Roll casting on grass is that the latter does not grip the line as water does, and for the anchor to properly fulfill its tasks it has to hold.

  • If the dead line is moving backwards more energy is required to make it to change direction towards the target than if it were stationary in the first place, as it is the case of a holding anchor.
  • By the time the dead line has finished its slippage the fly is further away from the target than with an anchor that holds in place; covering more distance to reach the target takes more additional energy.
  • The delivery loop has a tendency to get much wider (the line doesn’t follow the rod tip path unless both are properly aligned), increasing air drag and wasting energy again.

To summarize: an anchor on grass doesn’t hold and that issue leads to some waste of energy that translates into a lose in fly line speed on the delivery cast.

¿Cuánto de lejos es lejos?



Tener una buena técnica de lanzado no obliga a lanzar lejos cuando no es necesario, simplemente te permite hacerlo cuando lo es.

Cuánto de lejos hay que lanzar lo determina la posición de los peces: si el pez está a ocho metros pues ahí habrá que poner la mosca; si está a treinta y no te puedes acercar más, pues lo mismo.

El tipo de pesca que practiques también impone en buena medida la distancia a la que presentar tu mosca.

Cualquier pescador asiduo a la pesca en lago desde orilla corroborará que las truchas se colocan más allá de donde las líneas están batiendo el agua constantemente, y dada la mejora en la técnica de lanzado experimentada en los últimos años, muchas veces o pones la mosca allá por los treinta metros o estás jodido.

¿Qué decir de la pesca a mosca en la mar? ¡Allí donde tu tiro más largo da la sensación de haber caído a tus pies!
El año pasado compartimos unas pocas horas en la misma embarcación con un pescador de popper a spinning. La distancia a laque él recogía su señuelo para volver a lanzar era la máxima a la que nosotros podíamos aspirar con nuestros equipos del #10 y #12.

Todo eso está muy bien, me dirás, pero ¿y los que pescamos a lo sumo en ríos medianos?, ¿qué necesidad tenemos de tirar lejos?
Cierto. Probablemente, la mayor parte de las truchas se cogen entre los seis y los quince metros, y para eso no hay que ser un especialista en la distancia. De hecho, una de las truchas que quedan indelebles en mi memoria vive en un lago de Nueva Zelanda, y la cogí solo con el bajo fuera de la anilla de punta.


Pero ponte en esos mismos escenarios con un viento fuerte de frente: ahora doce metros parecen estar lejísimos y para presentar correctamente necesitarás la técnica para lanzar a dieciocho. Así que creo que nunca está de sobra aprender a volar algo más de línea de la que manejamos actualmente. En cualquier actividad manual cuanta mayor pericia tengas en el manejo de la herramienta mejor, y si puedes ponerte con soltura en los veinte metros presentar a doce es un paseo.

Aparte de la distancia extrema en competiciones de lanzado, lanzar lejos no es cuestión de fuerza sino de control de la línea. Para entrenar hay que centrarse en dos aspectos fundamentales: mínima energía posible y buenas formas.

Empieza con unos pocos metros de línea y tras una serie de lances buenos añade un metro más de línea en juego. Sigue hasta que llegues a la distancia en la que empiezas a perder el control; recoge un metro y entrena ahí, justo al límite actual de tus habilidades, focalizado en los dos elementos que mencionaba ahí arriba: poca fuerza y bucles con buena forma y trayectoria. Cuando hayas conseguido un control aceptable añade medio metro más de línea y continua con el ejercicio.


¡A tu espalda!



Ya hemos visto en anteriores apuntes de entrenamiento que el lance trasero es tan importante como el delantero, y que la trayectoria que impartamos a la línea en cada golpe de lanzado es igualmente clave en lo que a la presentación se refiere. Por tanto, al hablar de trayectoria de la línea nos referimos tanto al lance delantero como al trasero.
Y la cuestión es: ¿cómo es la trayectoria de tus lances traseros?
En la mayor parte de los casos es una pregunta retórica que no tiene respuesta, porque nadie —salvo quien entrena con criterio— es consciente de lo que pasa ahí detrás.

Si en un partido de tenis eres capaz de ver las jugadas de ambos contendientes también lo eres de observar críticamente tus bucles traseros. Basta con adoptar una postura abierta y girar ligeramente el cuello a uno y otro lado; como el espectador de un partido de tenis.
El ejercicio consiste en mandar la línea atrás en diferentes trayectorias (ascendente, horizontal, descendente), comprobando visualmente que, en efecto, estamos consiguiendo lo que queremos; y si no lo estamos, hacer los ajustes oportunos.



Viento y trayectoria



En mi experiencia, uno de los aspectos más descuidados de la presentación de la mosca es la trayectoria que impartimos a la línea. No es lo mismo mandarla horizontal, que descendente o incluso ascendente.
Una buena forma de corroborarlo es lanzando con un viento serio fronto-lateral; de una trayectoria horizontal a una picada va un mundo.

Así pues, el practicar variaciones de trayectoria es un excelente ejercicio.



Estrecho y bien dirigido



Lefty Kreh recomendaba entrenar el tamaño del bucle mediante un hula hoop fijado a un poste: el ejercicio consiste en presentar a diferentes distancias haciendo pasar el bucle por el interior del aro.
No es que sea imprescindible que nuestros bucles sean siempre muy estrechos (esto dependerá de las circunstancias), pero hay una cosa incontestable: quien sabe hacer bucles estrechos sabe hacerlos anchos; no así al revés.

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El 50%



El lanzado a mosca es una actividad única; y no lo digo llevado por la pasión sino por pura objetividad.

Hay muchas disciplinas centradas en impulsar un objeto hacia un objetivo al frente: dardos, frisbee, baseball, tenis, pelota vasca…

Unas impulsan el objeto directamente (dardos) mientras que otras emplean una herramienta para hacerlo (tenis), pero no hay ninguna que requiera un golpe trasero que exija la misma velocidad, trayectoria y, en suma, dificultad y control, que plantea el golpe delantero.

Por tanto, en el lanzado a mosca no basta con entrenar el lance delantero, hay que trabajar igualmente el lance trasero pues ambos tienen la misma importancia e influencia en el resultado final. De ahí el título de este articulito. Y ese 50% se queda corto en el caso de que nunca te hayas preocupado de mirar qué es lo que pasa ahí detrás.

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Imaginación



No es ninguna novedad que, en cualquier actividad, para adquirir una habilidad nueva —o para pulir aquellas que ya tenemos— el entrenamiento es fundamental; la disciplina de presentar una mosca a un pez no es diferente en ese sentido. Pero el mero ejercicio de agitar una caña adelante y atrás no puede considerarse entrenamiento en sí mismo; de nada sirve lanzar por lanzar sin analizar en cada lance lo que el bucle nos dice, porque si no somos conscientes de nuestros errores y los repetimos una y otra vez arraigarán, y así conseguiremos errores “perfectos”. En suma, que vale más un solo lance con criterio que mil al buen tuntún.

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Chalk Stream Abstract


Getting close to the surface with a telephoto lens provides some new vision of a chalk stream water

Even if you aren’t keen on abstract photography, there is something interesting to get from this example.

Look at the left half of the image. At a shutter speed of 1/200 s the flow of water looks “frozen”, which keeps the details of the underwater vegetation.
Now compare it with the right half of the photo: that fuzzy look is the result of a maze of micro currents running at a speed high enough to avoid the “freezing” effect of that camera setting.

That is, in a distance of a few centimeters along the current you not only get a big difference in water speed, but in the turbulence of the flow as well.
It is this scenario of changing and conflicting currents what makes drag-free drifts so hard on rivers of this character.

My Take On Spey Anchor



About twenty years ago I started studying the mechanics of Spey casting in depth, reading all the material I could find (printed and on-line), watching loads of how-to DVDs and internet videos, and painstakingly analyzing my own casting and that of my students by means of slow motion video.
Over the years I made public some of my studies and, to my surprise, they prompted quite a few dismissing comments on fly casting forums, and, as times went by in the same fashion, I eventually removed all that material from the public view.
Now, many years and four slow motion cameras after, I have remade some of that material at the request of a fellow fly casting instructor.

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Tarde de chicharras


Hoy hay cigarra en el menú

Tras prospectar la cola del pozo salgo de mi ensimismamiento. Alguien parece haber dado la orden de encender las cigarras de nuevo. Me sorprendo: ¡hace un momento era sordo a ese estruendo infernal!

Avanzo unos metros y sigo con la exploración. Las cigarras se apagan otra vez. Nada.

Me voy acercando a la cabecera, y a punto de dar el pozo por perdido, veo el pez: una hermosa trucha común patrulla la orilla opuesta a lo largo de un parche de agua lentísima, salpicada de todo tipo de materia vegetal flotante. Grandes bocados rompen la calma de la superficie aquí y allá. El pez, en su pausada búsqueda, no sigue un patrón definido sino un camino errático e imprevisible aguas arriba y abajo. No acierto a ver lo que come; fío la elección de la mosca a lo que me sugieren el “cri-cri” de las chicharras y el fuerte viento.

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