¿Cuánto de lejos es lejos?



Tener una buena técnica de lanzado no obliga a lanzar lejos cuando no es necesario, simplemente te permite hacerlo cuando lo es.

Cuánto de lejos hay que lanzar lo determina la posición de los peces: si el pez está a ocho metros pues ahí habrá que poner la mosca; si está a treinta y no te puedes acercar más, pues lo mismo.

El tipo de pesca que practiques también impone en buena medida la distancia a la que presentar tu mosca.

Cualquier pescador asiduo a la pesca en lago desde orilla corroborará que las truchas se colocan más allá de donde las líneas están batiendo el agua constantemente, y dada la mejora en la técnica de lanzado experimentada en los últimos años, muchas veces o pones la mosca allá por los treinta metros o estás jodido.

¿Qué decir de la pesca a mosca en la mar? ¡Allí donde tu tiro más largo da la sensación de haber caído a tus pies!
El año pasado compartimos unas pocas horas en la misma embarcación con un pescador de popper a spinning. La distancia a laque él recogía su señuelo para volver a lanzar era la máxima a la que nosotros podíamos aspirar con nuestros equipos del #10 y #12.

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¡A tu espalda!



Ya hemos visto en anteriores apuntes de entrenamiento que el lance trasero es tan importante como el delantero, y que la trayectoria que impartamos a la línea en cada golpe de lanzado es igualmente clave en lo que a la presentación se refiere. Por tanto, al hablar de trayectoria de la línea nos referimos tanto al lance delantero como al trasero.
Y la cuestión es: ¿cómo es la trayectoria de tus lances traseros?
En la mayor parte de los casos es una pregunta retórica que no tiene respuesta, porque nadie —salvo quien entrena con criterio— es consciente de lo que pasa ahí detrás.

Si en un partido de tenis eres capaz de ver las jugadas de ambos contendientes también lo eres de observar críticamente tus bucles traseros. Basta con adoptar una postura abierta y girar ligeramente el cuello a uno y otro lado; como el espectador de un partido de tenis.
El ejercicio consiste en mandar la línea atrás en diferentes trayectorias (ascendente, horizontal, descendente), comprobando visualmente que, en efecto, estamos consiguiendo lo que queremos; y si no lo estamos, hacer los ajustes oportunos.



Viento y trayectoria



En mi experiencia, uno de los aspectos más descuidados de la presentación de la mosca es la trayectoria que impartimos a la línea. No es lo mismo mandarla horizontal, que descendente o incluso ascendente.
Una buena forma de corroborarlo es lanzando con un viento serio fronto-lateral; de una trayectoria horizontal a una picada va un mundo.

Así pues, el practicar variaciones de trayectoria es un excelente ejercicio.



Estrecho y bien dirigido



Lefty Kreh recomendaba entrenar el tamaño del bucle mediante un hula hoop fijado a un poste: el ejercicio consiste en presentar a diferentes distancias haciendo pasar el bucle por el interior del aro.
No es que sea imprescindible que nuestros bucles sean siempre muy estrechos (esto dependerá de las circunstancias), pero hay una cosa incontestable: quien sabe hacer bucles estrechos sabe hacerlos anchos; no así al revés.

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Imaginación



No es ninguna novedad que, en cualquier actividad, para adquirir una habilidad nueva —o para pulir aquellas que ya tenemos— el entrenamiento es fundamental; la disciplina de presentar una mosca a un pez no es diferente en ese sentido. Pero el mero ejercicio de agitar una caña adelante y atrás no puede considerarse entrenamiento en sí mismo; de nada sirve lanzar por lanzar sin analizar en cada lance lo que el bucle nos dice, porque si no somos conscientes de nuestros errores y los repetimos una y otra vez arraigarán, y así conseguiremos errores “perfectos”. En suma, que vale más un solo lance con criterio que mil al buen tuntún.

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